martes, 4 de diciembre de 2012

Día 06 Vietnam - Laos


Así fue nuestro 30 de noviembre del 2012…
El cacareo de un gallo remueve mi sueño. Se escuchan pasos sobre la curtida madera de  la habitación de al lado. Entre la pequeña rendija de mis parpados noto una cálida luz que proviene de un línea entre tablones en la pared.
Realmente estoy ya algo cansado pero después de remolonear algo en la cama veo a Moi comentándome algo sobre no se que mantas ..  la verdad es que son muy calidad para la fría noche que baña las montañas del norte del Vietnam, de textura suave y colores  vivos.



Me dirijo hacia la estancia contigua Chin y Cha aprovechan los restos de nuestra abundante cena como desayuno, Moi se une rápidamente. Yo le sigo después de volver a por mis lentes.
Después de esto Chin insiste en servirnos el desayuno que está planeado. Como evitar un rico bocado de fruta recién troceada ‘ y un café, vietnamita por supuesto.



Llega el momento del  baño,  en una enorme cazuela nuestra casera prepara al fuego una infusión de tamaño superlativo.  Moisés fue el primero en ser caldeado por aquel preparado hirviendo. Introducirse en aquel barril de madera era toda una prueba de flexibilidad y coraje ya que una vez dejas de sentir tus pies por el calor, introducir el resto del cuerpo requiere  poco de esto.










 Terminado el baño y recién perfumados por la sustancia de la infusión nos disponemos a recoger nuestras cosas. Algunas gentes del lugar empiezan entonces a poblar la casa. Chin  invita a pasar otra noche en el lugar ya que harán  una fiesta esta noche por la cual matará un cochino. Pronto se empiezan a escuchar los chillidos del animal. Me apresuro a tomar mi cámara para sacar algunas instantáneas o quizás filmar un video de lo que sucede.






Aprovechando la cámara en mano me dedico a disparar un poco más antes de iniciar el regreso a Sapa. Un rápido y resbaladizo camino nos conduce por una gran pendiente entre los arrozales hasta el rio luego subimos hasta un poblado cercano y un amigo de Chin no lleva hasta la villa de Sapa, reduciendo así bastante las casi cuatro horas que tardamos en hacer el camino andando a la llegada.




Estamos en Sapa. Después de hablar un poco más sobre las distintas tribus que inundan la región, Chin nos conduce hasta dos mercaderes del los Black goon, como respuesta a mi solicitud de adquirir el típico atuendo de esta cultura tribal.
Me encuentro en el centro de voluntariado de Sapa. Hemos pagado bastante por las ropas pero en realidad de trata de un articulo de lujo tejido a mano y tintado con los colores de los Black. Hemos gastado ya todos los dólares americanos que llevaba Moi encima.reservo los mis para pagar nuestro visado a Laos. Tuvimos que salir corriendo y zanjar el trato pronto que estaba empezando a diluviar.  Hemos resuelto el tema del bus a la frontera . 




Gracias a Chin contactamos con una agencia que nos gestiona el transporte hasta el primer poblado después de la frontera con Laos por el que pagamos los dos pasajes a 900.000 VND. Aprovechamos para subir un par de post al blog, recargar baterías de la cámara, pasar las imágenes al disco duro …
Salimos corriendo hacia el exterior del local. El señor de la agencia de viajes nos espera en su todoterreno. Es el mismo que nos acercó desde el poblado hasta Sapa.  Ya son las siete en punto. Llegamos a enfrente a la iglesia y ahí esta e bus. Tomamos el equipaje del maletero y.. OH ¡ Espera ¡!! EH ¡ Wait for us ¡!! El hombre de la agencia consigue parar al bus. Se marchaban sin nosotros ¡! Otra vez… como en Cat Ba …



Subimos al pequeño y envejecido mini bus de apenas 21 plazas. Nos piden quitarnos los zapatos, El equipaje pesado se acumula junto a más maletas y fardos varios en la parte delantera del bus hasta tocar casi al conductor. Caminamos entonces por un pasillo repleto de alpacas que cubren hasta en medio  metro de altura desde el piso. Por encima unas ligeras colchonetas permiten el acceso hasta las últimas filas. Nos sentamos por el medio pero nos recolocan al fondo donde otros jóvenes de pinta occidental se disponen a realizar el mismo trayecto.


Junto con Tom y Tony dos hermanos holandeses y las dos chicas australianas miramos
La mayor de las dos propone jugar a cartas. Múltiples partidas a distintos juegos hacen que la primera hora y media de las diez de trayecto resulte corta. Ya han pasado dos horas. Ya han pasado dos horas y media. El bus sube por una pista de trial entre las altas montañas del norte del Vietnam.  Unos boquetes del tamaño de piscinas modestas hacen que me esté endureciendo el cráneo contra el cajón que se encuentra en mi lateral del vehículo. Ya han pasado tres horas. De pronto el mini bus se detiene en un pequeño poblado. Al lado de una especie de bar de carretera Vietnamita en medio de las montañas.


Aliviado el incomodo dolor intestinal en un cuarto mugriento sin la usual taza occidental subimos de nuevo al autocar para proseguir el viaje. Dentro hace calor y eso sumado a la humedad del ambiente hace que las ventanas estén completamente congestionadas de una contundente cortina de agüilla. Después de unos cuantos golpes en el motor unas 15 personas se suman al ya superpoblado transporte. 


Emprendemos la marcha. Llegamos a sumar unas 37 cabezas que se divisan en la oscuridad de los 21 asientos del ya bautizado como “Party Bus”. Nombrado como tal debido a la intensa música dance vietnamita que suena en este peculiar minibús con destino a Bien Phu sumado al over- booking y al humano que desecha sus tripas por  la boca debido quizás al bambaneo y el intenso olor de la estancia sin ventanas abribles. En una recolocación del espacio nos colocan entre Tom y yo a un Adulto vietnamita con cara sonriente. Una mandíbula superior superdesarrollada hacia que una fila de seis dientes sobresaliera de la boca acompañado por ese aliento putrefacto difícil de ahuyentar cuando quería comunicarse.
Ya han pasado cinco horas. Ya han pasado seis. Quedan tres. Limpio un poco de ventana para ver el exterior. Pese a ser noche existe una claridad exagerada para la pequeña luna casi llena que se dibuja entre las pobres nubes. Quizás dormir algo… el ligero portátil de Silvia esta seguro en la mochila entre toalla y ropa que acolchan el banbaneo. Pero poco accesible para mi. Tendré que escribir esta entrada más adelante.

Seguiremos informando.
César D.

Escrito sobre mi ya seco bañador en un autobús mucho más confortable destino a la bautizada como Ibiza del sureste asiático.

6 comentarios:

Unknown dijo...

en realidad querian hacer sopa de vosotros, pero os salisteis demasiado pronto jajaja
escrito desde mi casa, mas confortable que el "Party-bus" tambien (imagino) jaja

David dijo...

Parece que os adentráis... una cosa, ¿alguna serpiente u/o/y animal peligroso? Es que vamos, estáis justo al lado de Tailandia y ¿nada de serpientes venenosas? no puede ser...

Por cierto, el atuendo típico es WAPISIMO, me encanta!

subreira.blogspot.com dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
subreira.blogspot.com dijo...

Sabíais que así nos duchábamos todos antaño ¿no? me causa claustrofobia solo de leerlo ese party bus

Unknown dijo...

El traje es una pasada!

Marta F. Escobar dijo...

Me encantan las fotos...

Publicar un comentario